"Green Day"
En los últimos años hemos ido incorporando una serie de festividades que hasta ahora no formaban parte de nuestras tradiciones y costumbres. Ya no nos llama la atención ver fotos de gente graduándose con cap and gown o niños disfrazados pidiendo dulces casa por casa. Sin embargo, cada 17 de marzo en muchas ciudades del mundo se vive un ambiente de fiesta y fanatismo que, lamentablemente, todavía no nos alcanza.
Esta celebración es Saint Patrick’s Day y viene a ser una suerte de venganza para todos los que tenemos un sentimiento especial por el color verde y quisiéramos que el gran legado histórico de Carrera se hubiera extendido a que los militares usaran la casaca verde del Regimiento de Los Husares; o para los que cada vez que escuchamos una sirena esperamos que la bomba que transita presurosa a apagar un incendio sea verde y no roja; en fin, para todos los que soñamos que algún día los fanáticos del Audax Italiano llenen el Estadio Nacional con sus poleras verdes.
Saint Patrick’s Day recuerda a este Obispo que en el Siglo IV evangelizó Irlanda y no sólo se transformó en su Patrono y precursor de uno de los países más católicos del mundo sino que también, sin saberlo, es la excusa para una de las fiestas más globalizadas que nos haya tocado vivir.
Hoy en día, Saint Patrick’s Day tiene poco que ver con la devoción del Santo y sus esfuerzos por explicar qué es la Santísima Trinidad con el trébol que hoy vemos adornando la principal celebración del pueblo irlandés, es decir no sólo la de los que viven o nacieron en Irlanda si no que incluso de aquellos que nunca han vivido en la isla pero tienen sangre verde corriendo por sus venas. Cada uno de ellos se viste con algo verde y así , con su pelo colorín y su piel blanca, se transforman en las personas más parecidas a su propia bandera.
Sólo en Estados Unidos viven más de 40 millones de personas con lazos familiares con la isla verde, por lo que las celebraciones no son pocas. Incluso los no irlandeses se suman a la fiesta vistiéndose con algo verde, corbatas, calcetines, chaquetas, en fin, cualquier detalle sirve para mostrar que uno está “en” Saint Patrick’s Day. Aunque dicen que “el” evento del día es el desfile por la 5ª Avenida en New York, parece que es el preferido para las cámaras y los diarios porque el verdadero viaje a Irlanda está en los pubs donde se conversa, se toma y se vive Irlanda. Miles de pubs all over the country, New York, Boston, Chicago, Philadelphia.
Mi Green Day fue en Washington DC. Aconsejado por un amigo irlandés la primera parada fue en el pub irlandés de Chinatown, según él si no fuera por los símbolos chinos que adornan el lugar, éste sería el mejor de DC, es decir el más irlandés de todos. Después del algunas cervezas y conversaciones de barra con staffs de Capitol Hill y de las innumerables oficinas de asesoría parlamentaría, lobby, estudios políticos y otras actividades que rodean el poder y las redes de influencia en Washington, decidimos partir a otro pedazo de Irlanda, esta vez, cerca de la Casa Blanca.
En esta segunda parada por Irlanda nos encontramos con un lugar aún más irlandés fuertemente influenciado por uno de los más, sino el que más, importantes miembros de la familia irlandesa: John Fitzgerald Kennedy, quien con su elección como Presidente de Estados Unidos se convirtió en un símbolo de orgullo para los verdes ya que tenía dos características esenciales para esta familia: irlandés y católico. Este pub estaba lleno de retratos de connotados irlandeses, muchos de ellos autografiados, incluyendo por cierto varios de JFK y de Bono. Al mismo tiempo, otros retratos eran de gente desconocida para mi, algunos políticos, jugadores de beisball, actores, cantantes, con cara de gente común y corriente, como los millones de irlandeses que viven en Estados Unidos. Después de un rato daba la impresión que varios de ellos, los desconocidos para mi, también estaban ahí celebrando su Saint Patrick’s Day.
Entre medio de todos estos irlandeses pensaba si me creerían que Neruda no sólo escribía con tinta verde sino que además hablaba de su “patria verde y desnuda”. A estas alturas no saco nada con preguntar, el acento irlandés se acerca peligrosamente a lo que supongo es una lengua gaélica y prefiero seguir tomando mi cerveza verde mirando el último recital de U2 en Slane Castle.
Al menos hoy día el inglés de Bono es más claro que el de sus compatriotas...“Some days you hear a voice, taking you to another place, some days are better than others...”.